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El propósito de la educación

Se espera demasiado de la escuela en tanto que institución educativa, al atribuirle responsabilidades acerca de cambios difíciles y necesarios para adaptarse al ritmo de los tiempos. ¿Es éste el propósito de la educación?

La educación suele ser asociada al futuro al proyectarla sobre las generaciones más jóvenes.  Al mismo tiempo, al ser el mecanismo que tienen las sociedades humanas para la socialización, para incorporar a sus miembros más jóvenes a la cultura establecida, tiene otra proyección de pasado.

La cultura establecida es el pasado, por lo que estamos  ante una hermosa paradoja: la educación prepara para el futuro, pero utilizando herramientas y modelos del pasado.

Este procedimiento  ha servido a las  sociedades humanas aproximadamente hasta mitades del siglo XX. La  aceleración producida a partir de ese momento  trajo una profunda crisis que ha alcanzado a la principal, que no única, institución social para la educación: la escuela.

Hasta ese momento los cambios llegaban lentamente y los individuos estaban capacitados para prever el futuro; teóricamente el niño desde la sociedad primitiva podía prefigurar su futuro para toda la vida: observaban a los adultos y sus experiencias de vida resumían la experiencia de la generación anterior.

En contraste, las culturas tecnológicamente avanzadas, se caracterizan por el cambio rápido y deliberado. El avance tecnológico es absorbido por el medio y transmitido de manera convulsiva, produciendo un retardo entre la velocidad de los cambios en los aspectos técnicos de la cultura y los cambios en los valores, las costumbres, las expectativas de conducta y las instituciones sociales.

Las adaptaciones requeridas por éstas para ajustarse a los cambios resultan difíciles de lograr y surgen rupturas, conflictos y desfases, característicos de las actuales sociedades. Manejarse en estas circunstancias resulta complejo.

En esta encrucijada, más que nunca la institución educativa  sigue teniendo la función principal de proporcionar formación intelectual, que está en la base de otras facetas de la formación: estética, técnica, ética, moral…; compartidas éstas con distintas instituciones sociales.

Esta formación intelectual se ha reducido con frecuencia a un almacenamiento de conocimientos. Por encima de eso, debe contribuir a que el educando ordene ideas, llegue a aprender a pensar autónomamente de forma que las ideas orienten y guíen sus actos,  y construya su propio criterio objetivo para distinguir la verdad de la opinión y a trascender la realidad con otros valores humanos, sociales, estéticos y espirituales.  Y esto requiere entre otras cosas:

-       Profundización en el patrimonio cultural

-       Observación atenta de la realidad

-       Ejercitación reflexiva de análisis, comparación, clasificación, síntesis, valoración  y decisión.

Ha ocurrido que en sociedades como la nuestra se ha insistido en la primera función, convirtiendo a la escuela en una institución meramente trasmisiva, alejándola de una equilibrada integración de las innovaciones.

El desafío ahora consiste en preparar para un mundo desconocido. No disponemos de modelos y experiencias útiles para ello, pero podemos ayudarnos de nuestra visión hacia el futuro, al mismo tiempo que atendemos a sus necesidades, temores y esperanzas. Seguramente con instrumentos del pasado.

 

3 comentarios

@elsamo32 -

Jesús, me ha gustado mucho la paradoja que comentas, "la educación prepara para el futuro, pero utilizando herramientas y modelos del pasado".

Un saludo

@alvaropascual84 -

Pausado pero contundente el análisis. Me quedo con el desglose final sobre los requisitos para ofrecer una educación completa.
O abordamos algo más que la transmisión de patrimonio cultural o la escuela se estancará (que ya lo está) en el pasado. Al fin y al cabo la cultura no es invariable, sino dinámica y cada día evoluciona a mayor velocidad. La escuela debe participar en el proceso contínuo de construcción cultural.
Un saludo

Merce -

Jesús, me ha encantado el enfoque del post en lo referente a los problemas del sistema educativo por haberlo centrado demasiado en los contenidos y especialmente el final de tu razonamiento.

Creo que la mayor parte de profesores y educadores no son conscientes, para nada de este reto "de preparar para lo desconocido". Los que tenemos responsabilidades de formación de formadores deberíamos asumirlo como propio para preparar a las futuras generaciones de docentes. De otro modo la educación está abocada al retroceso permanente. Creo que no nos lo podemos permitir.

Un abrazo :-).